martes, 12 de julio de 2016

TRASTORNOS ALIMENTICIOS Parte 2

CUALES SON LOS TA.
Anorexia.
Las personas que padecen anorexia y bulimia son, a menudo, demasiado perfeccionistas, con baja autoestima y excesivamente críticas consigo mismo y sus cuerpos, así como sentir emociones y actitudes extremas. Es corriente que dichas personas se encuentren en exceso obesas, aunque estén al límite de la inanición o desnutrición con graves repercusiones para su salud.
El miedo a ganar peso está siempre presente y en las etapas iniciales es común la negación su problema. En la mayoría de los casos, estos trastornos suelen ir acompañados de otros problemas psiquiátricos como la ansiedad, pánico, trastorno obsesivo-compulsivo y el consumo de alcohol o drogas.
Existen estudios que evidencian una posible herencia, aunque pueden darse también en personas que no presentan antecedentes familiares. Lo cierto es que, sin un adecuado tratamiento, estas personas pueden sufrir problemas derivados de la desnutrición llegando a afectar al corazón y otras enfermedades graves. Con una adecuada atención, puede volver a disfrutar de unos hábitos alimenticios normales y recuperar su salud tanto emocional como psicológica.
Los síntomas incluyen:
– Rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo estándar para la estatura, constitución física, edad y nivel de actividad
– Miedo intenso a ganar peso
-Sensación de estar “gordo” o con sobrepeso a pesar de una pérdida de peso considerable
– Pérdida de menstruación
– Negación a comer o incluso provocarse el vómito o tomar laxantes
Originando:
– Osteopenia u osteoporosis (adelgazamiento de los huesos) por pérdida de calcio
– Fragilidad de cabello y uñas
– Tono amarillento de la piel
– Anemia y problemas musculares, incluyendo el músculo del corazón
– Estreñimiento severo
– Caída de la presión arterial, respiración lenta y pulso, experimentando frío constante
– Depresión y decaimiento
– Infertilidad



La anorexia nerviosa afecta aproximadamente a una de cada 100 niñas y mujeres jóvenes y se diagnostica cuando el paciente pesa un 15% menos de su peso normal o saludable.

Bulimia.
Se caracteriza por episodios frecuentes y recurrentes de comidas copiosas durante las cuales se experimenta falta de sentimiento de control. Estos “atracones” son generalmente seguidos por comportamientos de compensación como vómitos inducidos o excesivo uso de laxantes y/o diuréticos, así como toma de medicamentos para adelgazar, excesivo ejercicio o ayunos.
Al contrario de la anorexia nerviosa, las personas que padecen bulimia mantienen un peso saludable o normal e incluso puede ser que presenten un ligero sobrepeso. A menudo sienten miedo a ganar peso y un intenso desagrado, vergüenza e infelicidad con respecto a su cuerpo. El ciclo de comidas copiosas y purgas pueden sucederse en un periodo semanal o, incluso, diario.

Los pacientes con bulimia nerviosa compulsiva comen con frecuencia y una cantidad asombrosa de alimentos que traga sin casi ni siquiera masticar en un corto período de tiempo, consumiendo calorías con alto contenido en azúcares, carbohidratos y grasas. Sus “atracones” suelen terminar sólo cuando son interrumpidos por otra persona, se quedan dormidos o experimentan un intenso dolor de estómago debido a que éste incrementa en exceso su capacidad normal. Durante estos episodios, el paciente se siente fuera de control y el temor a un aumento de peso les hace decidir el uso de laxantes o producirse el vómito. Este ciclo, generalmente, se repite al menos varias veces a la semana o, en casos graves, varias veces al día.
Es difícil saber cuándo un familiar o amigo padece bulimia nerviosa ya que los afectados casi siempre lo llevan en secreto y a no ser que adelgacen de forma drástica, su problema suele pasar desapercibido por las personas más cercanas.
Entre otros, los síntomas incluyen:
– Garganta inflamada y adolorida por los constantes vómitos
–  Inflamación de las glándulas salivares
– Desgaste del esmalte de los dientes
– Dientes sensibles como resultado de la exposición al ácido del estómago
– Reflujo y otros problemas estomacales
– Irritación intestinal debido al abuso de laxantes
– Deshidratación severa
– Desequilibrio de electrolitos (niveles de sodio, calcio, potasio y otros minerales).
Para ser diagnosticado de bulimia nerviosa, la persona debe presentar una periodicidad en la ingesta de alimentos abundantes, seguidas de purgas, de al menos dos veces por semana, durante un par de meses.
Por supuesto, no tienen nada que ver con las típicas comilonas en una fiesta o en un evento que se presta a ello y luego decidir ir al gimnasio al día siguiente y hacerse el propósito de comer menos y más sano.
Las personas con bulimia consumen una gran cantidad de alimentos (a menudo comida “basura”). En ocasiones, pueden comer alimentos no cocinados o congelados o, incluso, recuperar comida ya desechada. Experimentan falta de control para parar de comer y sólo pueden hacerlo una vez están demasiado llenos. La mayoría de las personas con bulimia se purgan a través de vómito inducido, pero también usan laxantes o hacen ejercicio excesivo.
Aunque la anorexia y la bulimia son muy similares, las personas con anorexia suelen ser muy delgadas y de bajo peso, mientras que las personas con bulimia pueden tener un peso normal o, incluso, un ligero exceso de peso.

Comedor compulsivo.
En la actualidad, el trastorno se encuentra bajo investigación y los criterios aún no están del todo definidos. Las personas que lo sufren pierden el control sobre su alimentación y pasan por episodios incontrolables en los que consumen grandes cantidades de comida en un breve espacio de tiempo.
A diferencia de las personas con bulimia nerviosa, no experimentan conductas compensatorias. Es decir, no tratan de eliminar la comida mediante vómitos inducidos, ayunos o abuso de laxantes. Los atracones son crónicos y pueden derivar en graves complicaciones de salud como: obesidad severa, diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
También experimentan culpa, vergüenza y angustia acerca de sus irrefrenables comilonas, lo que puede conducir a más atracones.

Otros trastornos alimenticios.
Aunque es común hablar de anorexia y bulimia, por el impacto personal, familiar y mediático de estos trastornos; existen otros problemas relacionados con la conducta alimentaria que pueden también generar graves problemas físicos y psicológicos.



Diabulimia.
Consiste en una reducción intencionada de las dosis de insulina, en los diabéticos, con el fin de bajar de peso de manera intencionada. La insulina es la hormona que regula el metabolismo de los distintos nutrientes, en particular el de los hidratos de carbono o azúcares.
Este nuevo trastorno conocido como “diabulimia” se fundamenta en seguir la disciplina alimentaria y, sobre todo, el control de la insulina que debe llevar el diabético, para perder peso, ya que uno de los signos comunes que preceden al diagnóstico de la diabetes tipo 1 es la pérdida de peso a causa del desequilibrio hormonal que padecen. Al carecer el organismo de la suficiente insulina no puede aprovechar todos los azúcares; por consiguiente, el aporte energético es menor y de ahí la pérdida de peso.
Aunque el término “diabulimia” puede parecer que comparte las conductas de una bulimia nerviosa (comer en abundancia para después purgarse y compensar así el exceso de calorías ingeridas), los signos de identidad son totalmente distintos.

Drunkorexia.
 
Seguir una dieta de adelgazamiento supone considerar todos aquellos alimentos que, por su elevada carga energética, deben ser limitados para no exceder de las calorías adecuadas. Los dulces, galletas, patatas fritas, etc. están más o menos prohibidos, pero existen también bebidas azucaradas y con alcohol.
Debe tenerse en cuenta que un gramo de alcohol o etanol aporta aproximadamente 7 kilocalorías. Con ayuda de una fórmula sencilla para determinar los gramos de alcohol exactos de cada bebida y de unas tablas de composición de alimentos, se pueden estimar las calorías derivadas del consumo de distintas bebidas. Por ejemplo: una lata de cerveza (330 ml) supone para el organismo un aporte de alrededor de 110 calorías; un vaso de vino (125 ml), unas 80 calorías y un combinado supera las 200 calorías.
La tendencia a dejar de comer durante horas o apenas comer durante el día para compensar las calorías ingeridas con las bebidas se está extendiendo entre la gente joven.


Geofagia.
Es el trastorno de Pica más estudiado y consiste en la apetencia por comer tierra. No se conoce el origen de este deseo, aunque algunos estudios lo han relacionado con personas que padecen retraso mental, niños y mujeres embarazadas. La razón principal podría ser la falta o deficiente asimilación de minerales como el hierro, el zinc o la sensación de saciedad que produce en dietas para reducir peso.

Hiperfagia.
Se trata de un aumento considerable de la sensación de tener apetito con la consiguiente ingesta descontrolada de alimentos, aunque no presente una razón aparente. Este deseo suele aparecer aún después de haber comido normalmente.

Ortorexia nerviosa
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Se caracteriza por una obsesión por la comida “sana” y la dieta, llegando a interferir en la vida cotidiana de la persona, eliminándose de la dieta todos los productos que no sean naturales y sanos como: carnes, grasas, alimentos procesados o preparados, comida rápida, etc. Retirar algunos productos de la dieta suele ocasionar problemas en el organismo al no recibir todos los nutrientes que necesita. Por ejemplo, prescindir de los lácteos puede conducir a una deficiencia de calcio, necesario para los huesos, músculos y sistema nervioso. En cuanto a la carne priva al organismo de una fuente importante de proteínas y hierro cuya falta facilita la anemia, con la consiguiente falta de energía, problemas respiratorios y baja concentración.
Por supuesto, se conocen las características de diferentes adicciones como el alcohol, drogas, sexo, incluso a ir de compras, pero la ortorexia es otro tipo de adicción que se presenta por diferentes causas como el estrés o la depresión y a la que debería prestársele mucha atención. Además de la estricta dieta se combina con rutinas o tablas excesivas de ejercicio, lo que debilita aún más.


Pagofagia
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Es el nombre que recibe el trastorno y consiste en unos deseos irrefrenables de comer hielo. Puede deberse a diversas causas, por síndrome de pica, alteraciones neurológicas y/o mentales o, sencillamente, por placer.
Es conveniente descartar otro tipo de enfermedades como: erosión esofágica, (reflujo, vómitos repetidos, bulimia, etc). Comer hielo disminuye el dolor estomacal.

Permarexia.
Nuevo desorden alimenticio que todavía no se encuentra catalogado como patología o enfermedad y que suele darse con mayor incidencia entre la población femenina.
Este desarreglo recoge ciertas particularidades, una mujer que sufre permarexia realiza un régimen continuado de adelgazamiento, pero no deja de comer ni tampoco se provoca el vómito. Sin embargo, su pensamiento se centra en lo que está comiendo llegando a límites extremos.
Por lo general, suelen acompañar su alimentación con suplementos vitamínicos. También, suelen utilizar diversos productos diuréticos y con fibra. Las permaréxicas creen ser especialistas en nutrición considerando que realizan lo más adecuado para su organismo.
Uno de los peligros a los que se enfrentan es que pueden abandonar su dieta repentinamente con la rápida recuperación de los kilos perdidos. A ello debemos añadir el continuo estado obsesivo asociado a nerviosismo, estrés, etc.

Pica o Alotriofagia
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Se caracteriza por un deseo compulsivo de comer, masticar o lamer artículos no alimenticios o con carencia de elementos nutritivos. Estos pueden incluir: tiza, papel, yeso, pintura, bicarbonato de sodio, almidón, pegamento, moho, hielo, granos de café, cigarrillos, cenizas e, incluso, heces de animales. Estas personas son incapaces de distinguir los alimentos de los que no lo son.
Para poder diagnosticar el trastorno de pica, es necesario que esta conducta se prolongue durante un mes como mínimo. Se suele dar más en niños de edades comprendidas entre uno a seis años, aunque también puede aparecer en franjas de edades más adultas.
Este tipo de trastorno está estrechamente relacionado con la presencia de altos niveles de desnutrición, anemia o desordenes obsesivo-compulsivos que, por supuesto, pueden llevar a posibles problemas de salud (intoxicaciones).

Polifagia
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Aumento anormal de la necesidad de comer debido a ciertos trastornos psicológicos o a alteraciones hormonales. Entre las patologías desencadenantes de este trastorno encontramos: bulimia, hipertiroidismo, hipoglucemia, ingesta de algunos relajantes musculares, así como el síndrome premenstrual y otros. También es una de los principales síntomas de la diabetes mellitus.

Potomanía.
Se clasifica dentro de los trastornos alimenticios de tipo cualitativo, en la subcategoría de exceso y se centra en un deseo de beber grandes cantidades de líquido.

Rumiación o Mericismo.
Trastorno alimenticio consistente en la regurgitación repetitiva, enviando a la boca alimentos que ya se encuentran en el estómago, con la posterior masticación de los mismos.
Para poder diagnosticarlo, se debe haber realizado idéntico proceso durante al menos un mes. Una de las características peculiares del trastorno consiste en que la persona que lo padece no lo ve como algo desagradable, sino que lo contempla como placentero.
Este trastorno suele iniciarse a partir de los 3 meses de edad y, por lo general, después de haber comido de forma adecuada. Lo habitual pues es que se presente en bebés y raramente en adolescentes.
Este problema se asocia a una falta de estimulación, rechazo o estrés.

Síndrome del comedor nocturno
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Se caracteriza por una ingesta diurna escasa de alimentos o inapetencia y un aumento anormal del apetito o polifagia durante la noche (a menudo asociadas con insomnio y lesión en el hipotálamo).
Este desajuste en la sincronización de la ingesta de alimentos quizá no tendría mayor importancia a no ser por los efectos no deseados de dicha conducta, ya que debido a las frecuentes visitas a la cocina se propicia un estado de insomnio altamente perturbador y que, seguro, va a influir en un bajo rendimiento al día siguiente, además de unas digestiones recurrentes que en nada han de beneficiar al funcionamiento correcto del organismo.
Se diferencia de la bulimia en que no se producen comportamientos de eliminación de lo comido (vómitos provocados, laxantes, diuréticos) Además, en la bulimia se suele comer de forma compulsiva y en este trastorno se recurre a pequeñas y frecuentes ingestas de alimentos.
También se diferencia del trastorno por “atracón”, a que la persona intenta compensar o calmar la ansiedad y canalizar la euforia mediante comidas muy copiosas, a cualquier momento del día.

Tragorexia
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Se trata de un trastorno no muy común caracterizado por un aumento grave de peso originado por un apetito insaciable y compulsivo. Estas personas sufren una distorsión de su cuerpo que les lleva a la creencia de que el aumento de peso les hará parecer más saludables, aunque la realidad y llegados a un extremo pueden padecer enfermedades cardíacas.

Trastornos alimentarios no especificados
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Se trata de unos trastornos que afectan a personas del sexo femenino que sufren anorexia, pero que todavía tienen el período y que pueden incluso presentar un peso adecuado, pero que tanto sus pensamientos como comportamiento son anoréxicos o una combinación de conductas bulímicas con otro tipo de trastorno de conducta alimentaria

Trastornos en hombres.
Al igual que las mujeres que padecen trastornos alimenticios, los hombres con ese mismo problema también tienen un sentido distorsionado de su imagen corporal. Para algunos, sus síntomas son similares a los observados en las mujeres. Otros pueden presentar la sintomatología de una dismorfia muscular, un tipo de trastorno que se caracteriza por una gran preocupación en desarrollar los músculos.
A diferencia de las niñas con trastornos alimenticios, que en su mayoría quieren perder peso, algunos niños con dismorfia muscular se ven como más pequeños de lo que realmente son y quieren aumentar de peso o masa muscular. Hombres y niños son más propensos a usar esteroides u otras drogas peligrosas para aumentar la masa muscular.
Aunque los hombres con trastornos alimenticios presentan los mismos signos y síntomas que las mujereas, son menos propensos a ser diagnosticados ya que socialmente se considera un trastorno femenino.
Por tanto, es necesaria pues mucha más investigación para entender mejor las especiales características de estos trastornos en los hombres.

Vigorexia
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Es un trastorno representado por una preocupación obsesiva por el físico junto con una distorsión del esquema corporal (dismorfofobia). Implica una adicción a la actividad física para desarrollar la musculatura.
A esta exigencia se suma una dieta poco equilibrada en la que se consume una cantidad excesiva de proteínas y carbohidratos que pueden ocasionar alteraciones metabólicas importantes, sobre todo cuando el vigoréxico ingiere esteroides.

Por supuesto, la obsesión de estas personas por su cuerpo les lleva a pasar largas horas en el gimnasio o practicando ejercicios adecuados a conseguir su propósito, lo cual puede resultar en un considerable aislamiento social.

miércoles, 6 de julio de 2016

TRASTORNOS ALIMENTICIOS Parte 1

¿Qué es un trastorno alimenticio?


Se caracteriza principalmente por períodos o hábitos incontrolados e impulsivos de ingesta de alimentos más allá de unos límites razonables.

Aunque los síntomas no incluyan la toma de purgantes pueden darse episodios esporádicos de ayuno o dietas seguidas de sentimientos de vergüenza o culpa. Las personas que comen compulsivamente suelen experimentar angustia y depresión que, a su vez, den paso a periodos de excesos en la comida.
El peso corporal puede variar de normal a la obesidad leve, moderada o grave.
Otros trastornos alimentarios pueden incluir una combinación de los signos y síntomas
de la anorexia, la bulimia y / o trastorno por atracón. Aunque estos comportamientos no pueden ser clínicamente considerados como un síndrome de desorden de alimentación, pueden representar un peligro físico y emocional para la persona con estos comportamientos y, de repetirse, quizá precisen de la ayuda de un profesional.
Se trata pues de trastornos en los que las víctimas sufren graves perturbaciones en sus comportamientos alimenticios relativos a pensamientos y emociones, así como cambios en su peso. A menudo, suelen presentarse entre edades comprendidas entre los12 a35 años y, por lo general, se traducen en dos principales trastornos: anorexia y bulimia, además de otros trastornos entre los que se contempla el trastorno por excesivo apetito.
Los investigadores en este campo han descubierto que los trastornos alimenticios son causados por una compleja interacción de factores genéticos, biológicos, conductuales, psicológicos y sociales.
Un enfoque consiste en los genes humanos y varias combinaciones de éstos para determinar si las variaciones de ADN están vinculadas con el riesgo de desarrollar trastornos de la alimentación.
Los estudios de neuroimagen también están proporcionando una mejor comprensión de los trastornos de la alimentación y para ajustar los tratamientos posibles a través de diferentes patrones de actividad cerebral entre mujeres con bulimia nerviosa y sin el problema. Utilizando imágenes de resonancia magnética funcional, los investigadores han sido capaces de ver las diferencias en la actividad cerebral mientras realizaban una tarea que implicaba la autorregulación (que requiere la superación de una respuesta automática o impulsiva), proporcionando pistas sobre la respuesta individual a tratamientos específicos para estas enfermedades.
Las intervenciones de la psicoterapia también están siendo motivo de profundo análisis mediante preguntas sobre el comportamiento, la genética y la función del cerebro para comprender mejor los factores de riesgo, la identificación de marcadores biológicos.



Psicología de los TA.


Los trastornos alimenticios se clasifican en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales(DSM-IV) publicado por la American Psychiatric Association, pero hay otros problemas psicológicos a tener en cuenta en los trastornos alimenticios, algunos cumplen los criterios de un eje independiente o un trastorno de la personalidad también codificado, considerados y diagnosticados como trastorno alimenticio.

La relación de causalidad entre los trastornos de personalidad y trastornos de la alimentación aún no ha sido plenamente establecida. Algunas personas han sufrido un trastorno anterior lo que puede aumentar su vulnerabilidad a desarrollar un trastorno de esta índole. La gravedad y el tipo de síntomas del trastorno alimenticio se ha demostrado que afectan a la comorbilidad.

El DSM-IV no debe ser utilizado para hacer un diagnóstico por parte de personas que no estén lo suficientemente especializadas. Incluso existen controversias sobre criterios diagnósticos formulados por parte de profesionales.

miércoles, 29 de junio de 2016

El alcohol: Enemigo de la dieta

Las bebidas alcohólicas tienen muchas más calorías de lo que imaginas, siendo un factor determinante en el sobrepeso.
Con sólo abandonar el hábito de tomar alcohol en el aperitivo o renunciar a las copas cuando sales por la noche podrías eliminar esos kilitos de más sin necesidad de llevar una dieta estricta.
El consumo diario de alcohol, aunque no sea muy elevado, supone un aporte extra de calorías sobre el organismo. Este exceso de calorías, si no se consigue eliminar, se acumula en forma de grasa.
Así que si has decidido someterte a una dieta o, simplemente, quieres mantenerte en tu peso sin ganar ni un gramo más, debes tener cuidado con el alcohol. Pero, ¿cuál es la bebida alcohólica que más calorías aporta?
Calorías de las principales bebidas alcohólicas
Se calcula que el alcohol contiene una media de 7 calorías por gramo. Está más cerca de las grasas, que tienen 9 calorías por gramo, que de los carbohidratos y proteínas, que contienen 4 calorías por gramo.
Pero si quieres hacer un cálculo de cuántas calorías tiene cada bebida, has de tener en cuenta que a mayor graduación alcohólica, más calorías contienen. Por ejemplo, la cerveza suave o baja en calorías tiene un nivel de alcohol del 3%. Las cervezas normales o las negras tienen una graduación de entre el 3 y el 8%. El contenido de alcohol del vino está entre un 8 y un 13%, aproximadamente, siendo más bajo el promedio entre los vinos blancos que entre los tintos. En las bebidas destiladas, las cantidades y las calorías se disparan, alcanzando concentraciones de entre un 30 y un 96%. Por ejemplo, licores dulces como el jerez contienen de un 40 a 50% de alcohol; el whisky y el coñac contiene alrededor de un 40%; y las bebidas denominadas espirituosas, como el orujo, alcanzan el 96%.
Si con esto todavía no te haces a la idea de las calorías que ingieres cuando sales de marcha, en la siguiente tabla te proponemos una serie de bebidas con las que podrás echar la cuenta por cada trago que te tomas (30 ml):

• Bloody Mary. Alcohol 12%, 23.2 calorías.
• Piña Colada. Alcohol 12%, 58.2 calorías.
• Tequila. Alcohol 14%, 34.3 calorías.
• Ginebra con tónica. Alcohol 9%, 22.8 calorías.
• Daiquiri. Alcohol 28%, 55.5 calorías.
• Vinos. Entre 10 y 14% de alcohol, 21.2 calorías.
• Vinos dulces. Entre 3.5 y 6% de alcohol, 18.3 calorías.
• Cerveza. Entre un 5 y un 8% de alcohol, 12.5 calorías.
(Tabla tomada del libro “Foods that Harm Foods that Heal”).
Por ejemplo, beber una botella de vino de mesa al día equivale a comerse 3 kilos de verdura hervida; tomar un litro de un orujo de 96% de alcohol aporta las mismas calorías que 26 kilos de verdura hervida. Evidentemente, nadie se suele beber un litro de orujo en un día, pero sí es más frecuente tomarse un par o tres de whiskys o una o dos copas de coñac después de las comidas, lo que aporta un nivel calórico similar a haber hecho una comida o una cena extra. Es más si, por ejemplo, después de una comida en la que hemos tomado paella, filete y postre, nos tomamos un whisky, es como si comiéramos de nuevo un buen plato de arroz
A nivel nutricional, lo que menos nos tiene que preocupar son las calorías que aportan a nuestra alimentación diaria. El verdadero problema del alcohol es que puede provocar desnutrición y avitaminosis. ¿Por qué?
El alcohol contiene lo que se denomina calorías vacías, es decir, que el beneficio para el organismo es cero, al no contener ningún tipo de nutrientes, además de ser tóxico para las células. Pero el alcohol también puede dificultar la absorción de las proteínas, las vitaminas y otros nutrientes, debido a que puede lesionar el revestimiento del intestino delgado y del estómago, donde se realiza la digestión de la mayoría de los alimentos. Para colmo de males, el alcohol también requiere de algunas vitaminas para su metabolismo y ello interfiere con la absorción y almacenamiento de las mismas.
Una de las vitaminas que primero desaparece es la B, y su carencia puede dar lugar a una grave enfermedad denominada el Síndrome de Wernicke-Korsakoff, la cual puede causar daño cerebral permanente y la muerte.
Por otro lado, el alcohol tiene muy pocos carbohidratos pero provee al cuerpo de una fuente de energía muy fácil de utilizar. El cuerpo quemará primero el alcohol para abastecerse de energía, dejando a las grasas en un segundo plano. Por lo que no es sólo que el alcohol contiene un elevado número de calorías, si no que impide que el cuerpo queme las grasas acumuladas, lo cual no permite adelgazar.
Pero, como todas las cosas, estos efectos se generan por un abuso abusivo de bebidas alcohólicas. Se ha demostrado que algunas bebidas, tomadas con moderación, como el vino o la cerveza, tienen efectos beneficiosos para la salud.

A diferencia de la bebidas destiladas, que además de ser tóxicas para la salud engordan, el vino, la cerveza y la sidra son las bebidas alcohólicas con menor graduación de alcohol, las que menos engordan, y que incluso tomadas con moderación son beneficiosas para la salud.
• Vino. Siempre y cuando no se sobrepasen las dosis adecuadas (uno o dos vasos al día, que es lo que el organismo puede metabolizar sin esfuerzo), el vino se convierte en un efectivo vasodilatador, además de contener sustancias antioxidantes que previene enfermedades como la arterioesclerosis.
• Cerveza. Beneficiosa para el sistema cardiovascular, es diurética y aporta ácido fólico.
• Sidra. Contiene todos los principios activos, minerales y vitaminas de la manzana y es rica en fósforo y potasio.
Qué beber fuera de casa
Si estás cansada del agua o de los refrescos y te quieres dar un pequeño homenaje, hay unas normas básicas de lo que debes y no debes hacer si no quieres que el alcohol te pase factura en tu salud… y en tu figura.

• Las cervezas, vino secos y sidra son los que menos alcohol, carbohidratos y calorías aportan.
• No pasarse de uno o dos vasos al día.
• No sólo hay que controlar la cantidad ingerida sino también la calidad de los que bebemos.
• Si se toma cava, mejor brut, secos o semisecos.
• Mejor la sidra a los licores u otras bebidas de alta gradación.
No
• Desterrar de la dieta las bebidas destiladas o de gran graduación, tales como el whisky, coñacs o licores.
• No mezcles diferentes tipos de alcoholes.
• Prohibidos los cócteles. Cuando se mezclan bebidas carbonatadas o zumos de fruta con bebidas alcohólicas, se duplica el aporte de calorías.
Y, sobre todo, hay que beber siempre con precaución y sin exceso. Tu salud y tu figura te lo agradecerán.

martes, 21 de junio de 2016

DIABETES INFANTIL


  La incidencia de la diabetes tipo 1 en pacientes pediátricos ha aumentado en los últimos años, en particular en los menores de 5 años. Según un estudio preliminar realizado por el grupo de diabetes de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP), aproximadamente el 39 por ciento de estos niños, es decir, 4 de cada 10, son diagnosticados en situación de cetoacidosis, una complicación grave de la diabetes, que aparece como consecuencia de la falta de insulina en el organismo.



Los principales síntomas de la diabetes infantil

La cetoacidosis puede llegar incluso a poner en peligro la vida del niño con diabetes y se debe a un retraso en el diagnóstico. La tardanza en los diagnósticos provoca que del 39 por ciento de los niños diagnosticados de diabetes, el 51,7 por ciento menores de 5 años, ingrese en el hospital con cetoacidosis, según reconoce la Fundación para la Diabetes. Para evitarlo, es fundamental, que padres, profesores y profesionales sanitarios reconozcan los síntomas de la diabetes infantil.

Tipos de diabetes en los niños
Diabetes tipo 1
- Aumento rápido de los niveles de azúcar en la sangre
- Sed intensa
- Necesidad de ir frecuentemente a orinar
- Pérdida de peso sin causa aparente
- Dolor abdominal, vómitos
- Cansancio, debilidad
- Visión borrosa
- Irritabilidad

Diabetes tipo 2 Normalmente, no presenta síntomas, pero ocasionalmente puede aparecer:
- Sed intensa
- Necesidad de orinar con frecuencia
- Pérdida de peso
- Visión borrosa

Diagnóstico de la diabetes infantil

Los primeros síntomas pueden dar una pista a padres y a profesores, pero es preciso confirmarlos a través de la determinación de glucosa en sangre. En los centros de salud y en las farmacias es posible medirlo en pocos segundos tras realizar una punción en el pulpejo del dedo para obtener una gota de sangre. Si el nivel de glucosa es elevado, se debe acudir urgentemente al médico.
La mayoría de los casos de diabetes tipo 2 se descubren durante una consulta de rutina de diagnostico de la diabetes infantil. Cuanto antes se diagnostique la diabetes, más eficaz será el control de la enfermedad. Por eso, si notas alguna alteración en el comportamiento de tu hijo, acude al médico. Si la diabetes no es detectada y tratada a tiempo, puede causar una variación brusca en la tasa de glucosa en la sangre.
La diabetes se diagnostica mediante un análisis, que mide los niveles de glucosa en la sangre. El análisis se realiza en ayunas desde la noche anterior. Para la diabetes tipo 2 se realiza una prueba de tolerancia oral a la glucosa, que consiste en medir la glucosa en la sangre y en la orina antes y después de beber una solución azucarada o con glucosa.

El tratamiento de la diabetes en bebés y niños

El tratamiento es distinto según el tipo de diabetes. Para la diabetes tipo 1, el tratamiento es a base de inyecciones de insulina diarias con dosis personalizadas para cada paciente. Al mismo tiempo, se debe hacer el control del nivel de glucosa en la sangre.
Para la diabetes tipo 2, por regla general, no es necesaria la administración de medicamentos. Se puede controlar la enfermedad vigilando el índice de glucosa en la sangre, tomando una dieta adecuada y practicando ejercicio físico de forma regular.

miércoles, 15 de junio de 2016

Sobre el cáncer de piel

¿Se pueden detectar temprano los cánceres de piel de células basales y de células escamosas?

El cáncer de piel de células basales y el cáncer de piel de células escamosas se pueden a menudo detectar en sus primeras etapas, cuando probablemente sea más fácil tratarlo.

Autoexamen de la piel

Usted desempeña un papel importante en la detección temprana del cáncer de piel. Conozca los patrones de los lunares, las imperfecciones, las pecas y otras marcas que tenga en la piel para poder detectar cualquier cambio.
Es importante que usted se examine toda su piel, preferiblemente una vez al mes. Lo mejor es hacer el autoexamen de la piel en una habitación donde haya mucha luz y frente a un espejo de cuerpo entero. Para las áreas que son difíciles de ver, como la parte trasera de los muslos, use un espejo de mano.
Deben examinarse todas las áreas, incluyendo las palmas de las manos y las plantas de los pies, el cuero cabelludo, las orejas, debajo de sus uñas y su espalda. (Para información más detallada sobre el autoexamen de la piel, lea “Prevención y detección temprana del cáncer de piel” y Por qué necesita usted saber sobre el melanoma). Los amigos y los miembros de la familia también pueden ayudar con estos exámenes, especialmente cuando se trate de áreas difíciles de ver, como el cuero cabelludo y la espalda.
Asegúrese de mostrar a su médico cualquier área que le preocupe y solicite que observe las áreas que usted tenga dificultad para ver.
Una mancha de la piel que sea nueva o muestre cambios de tamaño, forma o color debe ser evaluada de inmediato por un médico. Cualquier llaga, protuberancia, imperfección, marca o cambio en el aspecto o la sensación de un área de la piel puede ser una señal de cáncer o una advertencia de que puede originarse. El área puede volverse enrojecida, hinchada, escamosa, áspera, o bien empezar a sangrar o a exudar. Usted podría sentir comezón, dolor o sensibilidad al tacto.
El cáncer de piel de células basales y de células escamosas puede tener el aspecto de diversas marcas en la piel. Las señales clave de advertencia incluyen un nuevo crecimiento, una mancha o protuberancia que esté agrandándose con el paso del tiempo o una llaga que no sane dentro de varias semanas. (Lea “Signos y síntomas de los cánceres de piel de células basales y de células escamosas” para más detalles sobre los signos a los que debe prestar atención).

Examen por un profesional de la salud


Algunos médicos y otros profesionales de la salud realizan exámenes de la piel como parte de las revisiones médicas rutinarias.
Los exámenes periódicos de la piel son especialmente importantes para las personas que están en alto riesgo de cáncer de piel, tal como las personas con inmunidad reducida (por ejemplo, las personas que han recibido un trasplante de órgano) o personas con afecciones, tal como síndrome de nevo de células basales (síndrome de Gorlin) o xeroderma pigmentoso (XP). Pregunte a su médico qué tan seguido deberá hacerse su examen de la piel.

miércoles, 8 de junio de 2016

Efecto Rebote

El temido efecto rebote

Efecto rebote, o “efecto yo-yo” es el nombre que se le da al hecho que sucede cuando tras una dieta muy baja en calorías o muy extrema, el cuerpo pierde muy deprisa varios kilos, para que después de un tiempo de acabar la dieta o alcanzar el peso ideal e introducir la ingesta habitual de comida, el cuerpo recupera los kilos perdidos y generalmente, además, sobrepasa el peso que se tenía antes de hacer la dieta (hasta en un 20%).

Esto ocurre entre una semana y dos años después de acabada la dieta y es un hecho realmente devastador, ya que es muy poco a poco y la persona cuando se da cuenta de ello, ha alcanzado un peso que puede llevarla a la ansiedad o desesperación.
Cuando la persona que después de haber bajado de peso con su dieta y se siente “estupenda” por un tiempo, vuelve a engordar, vuelve a hacer otra dieta y la historia se repite y se repite. Ese es el motivo por el cual las “dietas milagro” se ponen de moda. Una va sustituyendo a otra y marcando tendencias y dejando a su paso personas frustradas, víctimas del efecto rebote que dejan tras de sí.

“Efecto rebote” o “efecto yoyó” ¿Por qué ese nombre?

Se denomina efecto rebote, o efecto yoyó a la manera cómo cambia el peso de una persona que hace dietas a lo largo del tiempo, a saber: baja de peso al realizar la dieta, sube de peso cuando deja de hacerla para luego bajar de peso otra vez con otro período de dieta y el ciclo se repite en el tiempo.

¿Qué causa el Efecto Rebote?

Primero que nada cabe decir que el efecto rebote producido se presenta de forma proporcional al tiempo de duración de la dieta, pero siempre está presente en este tipo de dietas desequilibradas, restrictivas y deficientes en nutrientes.
Una dieta desequilibrada y extrema en la que se suprimen completamente algunos nutrientes, o se consumen muy pocas calorías produce una reacción en un cuerpo preparado para la supervivencia.
Cuando “el software” del cuerpo detecta que se bajan las calorías o los nutrientes a los que se le ha acostumbrado para funcionar, reacciona y como resultado primero se adapta a lo que hay y después almacena el sobrante. Es como el acopio de víveres que las personas hacen en estado de emergencia, es decir, se acaparan alimentos en la despensa (por si acaso…). Pues el cuerpo es eso precisamente lo que hace: las alarmas de “estado de emergencia” se disparan; el cuerpo se adapta y empieza a funcionar bajo mínimos y, comienza a deshacerse de lo que puede: del agua y de la masa muscular. Cuándo la persona da al cuerpo los nutrientes, estos ya son reservas en forma de grasa, por tanto, más peso = efecto rebote.
  • Agua: no necesita tanta agua para movilizar y almacenar tantos nutrientes que ya no recibe o que ingiere en menor cantidad.
  • Masa muscular. La masa muscular se pierde debido a que el coste de energía y de nutrientes para mantenerla es muy alto y el cuerpo es consciente de que no tiene la energía suficiente para este proceso y es más fácil deshacerse de esas fibras lentamente que mantenerlas.
Además, al reciclar el músculo, obtiene de ellos ciertos nutrientes que no ingiere. Se puede decir que el cuerpo consume sus propios músculos.
El agua y la masa muscular pesan y al perderlas, se nota un descenso importante en la báscula y la persona sometida voluntariamente a una dieta se alegra por haber perdido peso y no es consciente de que también ha perdido salud. Si la dieta es muy corta en el tiempo puede ser factible, pues el posible daño se puede reconducir con un programa de mantenimiento inteligente del peso perdido, pero si se ha prolongado en el tiempo, la persona con un cuerpo agotado y con ansiedad de algunos alimentos, comienza a comer todo aquello que dejó atrás durante su dieta. Además, con la sensación de habérselo ganado.
En esta fase y dado que el cuerpo estuvo en “estado de emergencia”, o acostumbrado a estar bajo mínimos, al recibir nuevamente un aluvión de alimentos, viene la segunda parte del “estado de emergencia: empieza a hacer acopio para cuando haya nuevamente escasez y almacena en forma de grasa (energía) entre los tejidos. Esto lo sigue haciendo durante un buen tiempo en prevención de que en cualquier momento deje de recibir nutrientes de nuevo (efecto rebote). El organismo está programado para auto protegerse y actúa conforme a esos estímulos y aprende a prever ante emergencias futuras.
Mientras almacena, la persona que ha hecho su dieta va recuperando los kilos perdidos, pero en peores condiciones debido a que el peso que perdió no fue por la grasa, sino que se deshizo del músculo que tan importante es en la combustión de las grasas y entonces, ese peso que se recupera es en forma de más grasa.

Efecto rebote, el resultado de las “dietas milagro”

El sentirse “estupendo, o estupenda” dura poco. La persona tras la dieta, ha acabado con varios kilos demás, un físico deteriorado, un metabolismo reprogramado y deteriorado y la autoestima por los suelos.

Una “dieta milagro” ¿cómo la reconocemos?

Reconocer una dieta como “dieta milagro” no es complicado. Sus características son:

  • Un consumo diario de calorías menor de 1300 para mujeres y 1500 para hombres (son extremadamente hipocalóricas).
  • La prohibición completa del consumo de algún macronutriente (hidratos de carbono, proteínas y/o grasas). Las grasas no se deben suprimir de la dieta, porque son imprescindibles para algunos procesos vitales y para la asimilación de algunas vitaminas.
  • Están centradas en un único alimento (que generalmente dan el nombre a la dieta). Estas dietas producen carencias nutricionales.
  • Dietas que producen una pérdida de peso mayor de 1 kilo por semana.
  • Otra característica es que estas dietas que producen efecto rebote es que hacen promesas de “adelgazar rápido” o con un mínimo de esfuerzo, cosa que es cierta, pero lo que no advierten, es que igual de rápido que se pierde peso, se gana después.

miércoles, 1 de junio de 2016

¿Cual es la diferencia entre perder peso y adelgazar o quemar grasa?

Nuestro peso como tal se compone de un todo por así decirlo (no es un gran misterio sino que muchos aun tienen algunas dudas), o sea de nuestros huesos, órganos, músculos, grasas de reserva, etc. Entonces muchas personas piensan que el bajar de peso es lo mismo que "quemar esa grasa tan molesta" que se acumula en nuestro tejido adiposo. 

Por eso yo simplemente sonrío cuando escucho cosas como: "que bien, ayer bajé 2 kilos en el gimnasio".Puede que esto sea muy cierto, pero ¿en qué bajaron ese peso?: ¿acaso fue en grasa acumulada, en volumen muscular o tal vez perdieron muchos fluidos por medio del sudor?. Resulta que en este caso lo mejor no es confiar en la báscula sino en las medidas antropométricas que son las que nos dirán la verdad en cuanto al porcentaje de grasa corporal, que es en realidad lo que la gente busca reducir cuando se refieren a "perder peso o adelgazar" (estas famosas medidas antropométricas tu instructor de gimnasio debe de estar capacitado para tomarlas, así que exígele que lo haga). No creo que alguien quiera perder peso en masa muscular, aunque supongo que habrá algunas excepciones en cuanto a esto. 


En resumen, el número que marque la báscula solo indica que has ganado o perdido peso, pero ésta no te dice si lo perdiste en grasa que tenías en el tejido adiposo, en masa muscular, o simplemente por los fluidos que sudaste durante la actividad física. Lo que te dice de la manera más exacta son las medidas ya mencionadas, que son simplemente las que tu instructor te toma con una cinta métrica y con una "pinza especializada" que toma pliegues en algunas partes de tu cuerpo para, por medio de algunas fórmulas matemáticas, sacar el porcentaje de grasa corporal que tiene la persona.

La mejor forma de preguntar a tu instructor y por la cual le harás saber que te has informado antes y que no puede venir a "charlarte" o "enredarte", es que le formules la pregunta correcta que sería: ¿cómo puedo hacer para reducir el porcentaje de mi grasa corporal? o esta misma añadiendo "y subir mi masa muscular" si también lo deseas. Él o ella deben de estar capacitados para inmediatamente tomarte las medidas. Si no lo hacen y solamente te recomiendan la rutina que le recomiendan a todos, repórtalo con el dueño del gimnasio y dile que este instructor o instructora parece no saber o parece no estar capacitado para guiar personas "por un buen camino". Estás en todo tu derecho de hacerlo ya que estás pagando una mensualidad.

Otra cosa que siempre me gusta agregar porque es muy importante, es que nunca vayas a cometer el error garrafal de hacer cardio o entrenar pesas sin haber desayunado. Si buscas perder grasa corporal muchas personas, incluyendo algunos instructores ignorantes, te recomendarán que hagas cardio con el estómago vacío (en ayunas). ¿Qué pasa si lo haces? Bueno, la verdad es que haciéndolo de esta manera indudablemente vas a perder grasa porque la vas a usar como energía haciendo actividad física de tipo moderado. Pero también vas a perder masa muscular ya que para poder metabolizar esta grasa, al no haber glucosa disponible porque no has comido nada, el cuerpo "agarra" a la fuerza algunos aminoácidos para hacerlo. Esto además provoca que tu sistema inmune baje sus defensas. 


Si entrenas pesas pues es mucho peor, porque este es un tipo de actividad física de tipo intenso la cual necesita de la glucosa que es transformada en energía para poder entrenar. Entonces imagínate lo "brutal" que sería si además hicieras pesas sin desayunar, podrías entrar en un shock hipoglucémico y en casos extremos, la muerte (no es en broma).

Puedes quemar grasa aun después de haber consumido buenos alimentos (1 hora depués más o menos) haciendo ejercicio físico moderado (trotar suave, nadar suave, montar bici suave) por un tiempo de una hora aproximadamente. En este tipo de ejercicios y en estado de reposo el cuerpo prefiere las grasas para ser transformadas en ácidos grasos y glicerol que serán usados como energía. Y para llevar a cabo este proceso bioquímico ("lipólisis") tu cuerpo no va a tomar los aminoácidos sino que usará algo de glucosa para hacerlo. 

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