miércoles, 8 de junio de 2016

Efecto Rebote

El temido efecto rebote

Efecto rebote, o “efecto yo-yo” es el nombre que se le da al hecho que sucede cuando tras una dieta muy baja en calorías o muy extrema, el cuerpo pierde muy deprisa varios kilos, para que después de un tiempo de acabar la dieta o alcanzar el peso ideal e introducir la ingesta habitual de comida, el cuerpo recupera los kilos perdidos y generalmente, además, sobrepasa el peso que se tenía antes de hacer la dieta (hasta en un 20%).

Esto ocurre entre una semana y dos años después de acabada la dieta y es un hecho realmente devastador, ya que es muy poco a poco y la persona cuando se da cuenta de ello, ha alcanzado un peso que puede llevarla a la ansiedad o desesperación.
Cuando la persona que después de haber bajado de peso con su dieta y se siente “estupenda” por un tiempo, vuelve a engordar, vuelve a hacer otra dieta y la historia se repite y se repite. Ese es el motivo por el cual las “dietas milagro” se ponen de moda. Una va sustituyendo a otra y marcando tendencias y dejando a su paso personas frustradas, víctimas del efecto rebote que dejan tras de sí.

“Efecto rebote” o “efecto yoyó” ¿Por qué ese nombre?

Se denomina efecto rebote, o efecto yoyó a la manera cómo cambia el peso de una persona que hace dietas a lo largo del tiempo, a saber: baja de peso al realizar la dieta, sube de peso cuando deja de hacerla para luego bajar de peso otra vez con otro período de dieta y el ciclo se repite en el tiempo.

¿Qué causa el Efecto Rebote?

Primero que nada cabe decir que el efecto rebote producido se presenta de forma proporcional al tiempo de duración de la dieta, pero siempre está presente en este tipo de dietas desequilibradas, restrictivas y deficientes en nutrientes.
Una dieta desequilibrada y extrema en la que se suprimen completamente algunos nutrientes, o se consumen muy pocas calorías produce una reacción en un cuerpo preparado para la supervivencia.
Cuando “el software” del cuerpo detecta que se bajan las calorías o los nutrientes a los que se le ha acostumbrado para funcionar, reacciona y como resultado primero se adapta a lo que hay y después almacena el sobrante. Es como el acopio de víveres que las personas hacen en estado de emergencia, es decir, se acaparan alimentos en la despensa (por si acaso…). Pues el cuerpo es eso precisamente lo que hace: las alarmas de “estado de emergencia” se disparan; el cuerpo se adapta y empieza a funcionar bajo mínimos y, comienza a deshacerse de lo que puede: del agua y de la masa muscular. Cuándo la persona da al cuerpo los nutrientes, estos ya son reservas en forma de grasa, por tanto, más peso = efecto rebote.
  • Agua: no necesita tanta agua para movilizar y almacenar tantos nutrientes que ya no recibe o que ingiere en menor cantidad.
  • Masa muscular. La masa muscular se pierde debido a que el coste de energía y de nutrientes para mantenerla es muy alto y el cuerpo es consciente de que no tiene la energía suficiente para este proceso y es más fácil deshacerse de esas fibras lentamente que mantenerlas.
Además, al reciclar el músculo, obtiene de ellos ciertos nutrientes que no ingiere. Se puede decir que el cuerpo consume sus propios músculos.
El agua y la masa muscular pesan y al perderlas, se nota un descenso importante en la báscula y la persona sometida voluntariamente a una dieta se alegra por haber perdido peso y no es consciente de que también ha perdido salud. Si la dieta es muy corta en el tiempo puede ser factible, pues el posible daño se puede reconducir con un programa de mantenimiento inteligente del peso perdido, pero si se ha prolongado en el tiempo, la persona con un cuerpo agotado y con ansiedad de algunos alimentos, comienza a comer todo aquello que dejó atrás durante su dieta. Además, con la sensación de habérselo ganado.
En esta fase y dado que el cuerpo estuvo en “estado de emergencia”, o acostumbrado a estar bajo mínimos, al recibir nuevamente un aluvión de alimentos, viene la segunda parte del “estado de emergencia: empieza a hacer acopio para cuando haya nuevamente escasez y almacena en forma de grasa (energía) entre los tejidos. Esto lo sigue haciendo durante un buen tiempo en prevención de que en cualquier momento deje de recibir nutrientes de nuevo (efecto rebote). El organismo está programado para auto protegerse y actúa conforme a esos estímulos y aprende a prever ante emergencias futuras.
Mientras almacena, la persona que ha hecho su dieta va recuperando los kilos perdidos, pero en peores condiciones debido a que el peso que perdió no fue por la grasa, sino que se deshizo del músculo que tan importante es en la combustión de las grasas y entonces, ese peso que se recupera es en forma de más grasa.

Efecto rebote, el resultado de las “dietas milagro”

El sentirse “estupendo, o estupenda” dura poco. La persona tras la dieta, ha acabado con varios kilos demás, un físico deteriorado, un metabolismo reprogramado y deteriorado y la autoestima por los suelos.

Una “dieta milagro” ¿cómo la reconocemos?

Reconocer una dieta como “dieta milagro” no es complicado. Sus características son:

  • Un consumo diario de calorías menor de 1300 para mujeres y 1500 para hombres (son extremadamente hipocalóricas).
  • La prohibición completa del consumo de algún macronutriente (hidratos de carbono, proteínas y/o grasas). Las grasas no se deben suprimir de la dieta, porque son imprescindibles para algunos procesos vitales y para la asimilación de algunas vitaminas.
  • Están centradas en un único alimento (que generalmente dan el nombre a la dieta). Estas dietas producen carencias nutricionales.
  • Dietas que producen una pérdida de peso mayor de 1 kilo por semana.
  • Otra característica es que estas dietas que producen efecto rebote es que hacen promesas de “adelgazar rápido” o con un mínimo de esfuerzo, cosa que es cierta, pero lo que no advierten, es que igual de rápido que se pierde peso, se gana después.

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