CUALES SON LOS TA.
Anorexia.
Las personas que padecen anorexia y bulimia son, a menudo, demasiado
perfeccionistas, con baja autoestima y excesivamente críticas consigo mismo y
sus cuerpos, así como sentir emociones y actitudes extremas. Es corriente que
dichas personas se encuentren en exceso obesas, aunque estén al límite de la
inanición o desnutrición con graves repercusiones para su salud.
El miedo a ganar peso está siempre presente y en las etapas
iniciales es común la negación su problema. En la mayoría de los casos, estos
trastornos suelen ir acompañados de otros problemas psiquiátricos como la
ansiedad, pánico, trastorno obsesivo-compulsivo y el consumo de alcohol o
drogas.
Existen estudios que evidencian una posible herencia, aunque
pueden darse también en personas que no presentan antecedentes familiares. Lo
cierto es que, sin un adecuado tratamiento, estas personas pueden sufrir
problemas derivados de la desnutrición llegando a afectar al corazón y otras
enfermedades graves. Con una adecuada atención, puede volver a disfrutar de
unos hábitos alimenticios normales y recuperar su salud tanto emocional como
psicológica.
Los síntomas incluyen:
– Rechazo a mantener el peso corporal igual o
por encima del valor mínimo estándar para la estatura, constitución
física, edad y nivel de actividad
– Miedo intenso a ganar peso
-Sensación de estar “gordo” o con sobrepeso a pesar de una
pérdida de peso considerable
– Pérdida de menstruación
– Negación a comer o incluso provocarse el vómito o tomar laxantes
Originando:
– Osteopenia u osteoporosis (adelgazamiento de los
huesos) por pérdida de calcio
– Fragilidad de cabello y uñas
– Tono amarillento de la piel
– Anemia y problemas musculares, incluyendo el músculo del corazón
– Estreñimiento severo
– Caída de la presión arterial, respiración lenta y pulso,
experimentando frío constante
– Depresión y decaimiento
– Infertilidad
La anorexia nerviosa afecta aproximadamente a una
de cada 100 niñas y mujeres jóvenes y se diagnostica cuando el
paciente pesa un 15% menos de su peso normal o saludable.
Bulimia.
Se caracteriza por episodios frecuentes y recurrentes de comidas copiosas
durante las cuales se experimenta falta de sentimiento de control. Estos
“atracones” son generalmente seguidos por comportamientos de compensación como
vómitos inducidos o excesivo uso de laxantes y/o diuréticos, así como toma de
medicamentos para adelgazar, excesivo ejercicio o ayunos.
Al contrario de la anorexia nerviosa, las personas que
padecen bulimia mantienen un peso saludable o normal e incluso puede ser que
presenten un ligero sobrepeso. A menudo sienten miedo a ganar peso y un intenso
desagrado, vergüenza e infelicidad con respecto a su cuerpo. El ciclo de
comidas copiosas y purgas pueden sucederse en un periodo semanal o, incluso,
diario.
Los pacientes con bulimia nerviosa compulsiva comen
con frecuencia y una cantidad asombrosa de alimentos que traga sin
casi ni siquiera masticar en un corto período de tiempo,
consumiendo calorías con alto contenido en azúcares, carbohidratos
y grasas. Sus “atracones” suelen terminar sólo cuando son
interrumpidos por otra persona, se quedan dormidos o experimentan un
intenso dolor de estómago debido a que éste incrementa en exceso su
capacidad normal. Durante estos episodios, el paciente se
siente fuera de control y el temor a un aumento de peso les hace
decidir el uso de laxantes o producirse el vómito. Este
ciclo, generalmente, se repite al menos varias veces a la
semana o, en casos graves, varias veces al día.
Es difícil saber cuándo un familiar o amigo
padece bulimia nerviosa ya que los afectados casi
siempre lo llevan en secreto y a no ser que adelgacen de forma
drástica, su problema suele pasar desapercibido por las personas más
cercanas.
Entre otros, los síntomas incluyen:
– Garganta inflamada y adolorida por los constantes vómitos
– Inflamación de las glándulas salivares
– Desgaste del esmalte de los dientes
– Dientes sensibles como resultado de la exposición al ácido del
estómago
– Reflujo y otros problemas estomacales
– Irritación intestinal debido al abuso de laxantes
– Deshidratación severa
– Desequilibrio de electrolitos (niveles de sodio,
calcio, potasio y otros minerales).
Para ser diagnosticado de bulimia nerviosa, la persona
debe presentar una periodicidad en la ingesta de alimentos abundantes,
seguidas de purgas, de al menos dos veces por semana, durante un par
de meses.
Por supuesto, no tienen nada que ver con las típicas
comilonas en una fiesta o en un evento que se presta a ello y luego
decidir ir al gimnasio al día siguiente y hacerse el propósito
de comer menos y más sano.
Las personas con bulimia consumen una gran
cantidad de alimentos (a menudo comida “basura”). En ocasiones,
pueden comer alimentos no cocinados o congelados o, incluso, recuperar
comida ya desechada. Experimentan falta de control para parar de comer
y sólo pueden hacerlo una vez están demasiado llenos. La
mayoría de las personas con bulimia se purgan a través de vómito
inducido, pero también usan laxantes o hacen ejercicio excesivo.
Aunque la anorexia y la bulimia son muy
similares, las personas con anorexia suelen ser
muy delgadas y de bajo peso, mientras que las personas
con bulimia pueden tener un peso normal o, incluso, un ligero
exceso de peso.
Comedor
compulsivo.
En la actualidad, el trastorno se encuentra bajo investigación y los criterios
aún no están del todo definidos. Las personas que lo sufren pierden el
control sobre su alimentación y pasan por episodios incontrolables en los que
consumen grandes cantidades de comida en un breve espacio de tiempo.
A diferencia de las personas con bulimia nerviosa, no
experimentan conductas compensatorias. Es decir, no tratan de eliminar la
comida mediante vómitos inducidos, ayunos o abuso de laxantes. Los atracones
son crónicos y pueden derivar en graves complicaciones de salud como: obesidad
severa, diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
También experimentan culpa, vergüenza y angustia acerca de
sus irrefrenables comilonas, lo que puede conducir a más atracones.
Otros trastornos alimenticios.
Aunque es común hablar de anorexia y bulimia, por el impacto
personal, familiar y mediático de estos trastornos; existen otros problemas
relacionados con la conducta alimentaria que pueden también generar graves
problemas físicos y psicológicos.
Diabulimia.
Consiste en una reducción intencionada de las dosis de insulina, en los
diabéticos, con el fin de bajar de peso de manera intencionada. La insulina es
la hormona que regula el metabolismo de los distintos nutrientes, en particular
el de los hidratos de carbono o azúcares.
Este nuevo trastorno conocido como “diabulimia” se
fundamenta en seguir la disciplina alimentaria y, sobre todo, el control de la
insulina que debe llevar el diabético, para perder peso, ya que uno de los
signos comunes que preceden al diagnóstico de la diabetes tipo 1 es la pérdida
de peso a causa del desequilibrio hormonal que padecen. Al carecer el organismo
de la suficiente insulina no puede aprovechar todos los azúcares; por
consiguiente, el aporte energético es menor y de ahí la pérdida de peso.
Aunque el término “diabulimia” puede parecer que comparte
las conductas de una bulimia nerviosa (comer en abundancia para después
purgarse y compensar así el exceso de calorías ingeridas), los signos de
identidad son totalmente distintos.
Drunkorexia.
Seguir una dieta de adelgazamiento supone considerar todos
aquellos alimentos que, por su elevada carga energética, deben ser limitados
para no exceder de las calorías adecuadas. Los dulces, galletas, patatas
fritas, etc. están más o menos prohibidos, pero existen también bebidas
azucaradas y con alcohol.
Debe tenerse en cuenta que un gramo de alcohol o etanol
aporta aproximadamente 7 kilocalorías. Con ayuda de una fórmula sencilla para
determinar los gramos de alcohol exactos de cada bebida y de unas tablas de
composición de alimentos, se pueden estimar las calorías derivadas del consumo
de distintas bebidas. Por ejemplo: una lata de cerveza (330 ml) supone para el
organismo un aporte de alrededor de 110 calorías; un vaso de vino (125 ml),
unas 80 calorías y un combinado supera las 200 calorías.
La tendencia a dejar de comer durante horas o apenas comer
durante el día para compensar las calorías ingeridas con las bebidas se está
extendiendo entre la gente joven.
Geofagia.
Es el trastorno de Pica más estudiado y consiste en la apetencia por
comer tierra. No se conoce el origen de este deseo, aunque algunos estudios lo
han relacionado con personas que padecen retraso mental, niños y mujeres
embarazadas. La razón principal podría ser la falta o deficiente asimilación de
minerales como el hierro, el zinc o la sensación de saciedad que produce en
dietas para reducir peso.
Hiperfagia.
Se trata de un aumento considerable de la sensación de tener apetito
con la consiguiente ingesta descontrolada de alimentos, aunque no presente una
razón aparente. Este deseo suele aparecer aún después de haber comido
normalmente.
Ortorexia nerviosa.
Se caracteriza por una obsesión por la comida “sana” y la dieta, llegando a
interferir en la vida cotidiana de la persona, eliminándose de la dieta todos
los productos que no sean naturales y sanos como: carnes, grasas, alimentos
procesados o preparados, comida rápida, etc. Retirar algunos productos de la
dieta suele ocasionar problemas en el organismo al no recibir todos los
nutrientes que necesita. Por ejemplo, prescindir de los lácteos puede conducir
a una deficiencia de calcio, necesario para los huesos, músculos y sistema
nervioso. En cuanto a la carne priva al organismo de una fuente importante de
proteínas y hierro cuya falta facilita la anemia, con la consiguiente falta de
energía, problemas respiratorios y baja concentración.
Por supuesto, se conocen las características de diferentes
adicciones como el alcohol, drogas, sexo, incluso a ir de compras, pero la
ortorexia es otro tipo de adicción que se presenta por diferentes causas como
el estrés o la depresión y a la que debería prestársele mucha atención. Además
de la estricta dieta se combina con rutinas o tablas excesivas de ejercicio, lo
que debilita aún más.
Pagofagia.
Es el nombre que recibe el trastorno y consiste en unos deseos
irrefrenables de comer hielo. Puede deberse a diversas causas, por síndrome de
pica, alteraciones neurológicas y/o mentales o, sencillamente, por placer.
Es conveniente descartar otro tipo de enfermedades como:
erosión esofágica, (reflujo, vómitos repetidos, bulimia, etc). Comer hielo
disminuye el dolor estomacal.
Permarexia.
Nuevo desorden alimenticio que todavía no se encuentra catalogado como
patología o enfermedad y que suele darse con mayor incidencia entre la
población femenina.
Este desarreglo recoge ciertas particularidades, una mujer
que sufre permarexia realiza un régimen continuado de adelgazamiento, pero no
deja de comer ni tampoco se provoca el vómito. Sin embargo, su pensamiento se
centra en lo que está comiendo llegando a límites extremos.
Por lo general, suelen acompañar su alimentación con
suplementos vitamínicos. También, suelen utilizar diversos productos diuréticos
y con fibra. Las permaréxicas creen ser especialistas en nutrición considerando
que realizan lo más adecuado para su organismo.
Uno de los peligros a los que se enfrentan es que pueden
abandonar su dieta repentinamente con la rápida recuperación de los kilos
perdidos. A ello debemos añadir el continuo estado obsesivo asociado a
nerviosismo, estrés, etc.
Pica o Alotriofagia.
Se caracteriza por un deseo compulsivo de comer, masticar o lamer artículos
no alimenticios o con carencia de elementos nutritivos. Estos pueden incluir:
tiza, papel, yeso, pintura, bicarbonato de sodio, almidón, pegamento, moho,
hielo, granos de café, cigarrillos, cenizas e, incluso, heces de
animales. Estas personas son incapaces de distinguir los alimentos de los
que no lo son.
Para poder diagnosticar el trastorno de pica, es necesario
que esta conducta se prolongue durante un mes como mínimo. Se suele dar más en
niños de edades comprendidas entre uno a seis años, aunque también puede
aparecer en franjas de edades más adultas.
Este tipo de trastorno está estrechamente relacionado con la
presencia de altos niveles de desnutrición, anemia o desordenes
obsesivo-compulsivos que, por supuesto, pueden llevar a posibles problemas de
salud (intoxicaciones).
Polifagia.
Aumento anormal de la necesidad de comer debido a ciertos trastornos psicológicos
o a alteraciones hormonales. Entre las patologías desencadenantes de este
trastorno encontramos: bulimia, hipertiroidismo, hipoglucemia, ingesta de
algunos relajantes musculares, así como el síndrome premenstrual y otros.
También es una de los principales síntomas de la diabetes mellitus.
Potomanía.
Se clasifica dentro de los trastornos alimenticios de tipo cualitativo,
en la subcategoría de exceso y se centra en un deseo de beber grandes
cantidades de líquido.
Rumiación o Mericismo.
Trastorno alimenticio consistente en la regurgitación repetitiva,
enviando a la boca alimentos que ya se encuentran en el estómago, con la
posterior masticación de los mismos.
Para poder diagnosticarlo, se debe haber realizado idéntico
proceso durante al menos un mes. Una de las características peculiares del
trastorno consiste en que la persona que lo padece no lo ve como algo
desagradable, sino que lo contempla como placentero.
Este trastorno suele iniciarse a partir de los 3 meses de
edad y, por lo general, después de haber comido de forma adecuada. Lo habitual
pues es que se presente en bebés y raramente en adolescentes.
Este problema se asocia a una falta de estimulación, rechazo
o estrés.
Síndrome del comedor nocturno.
Se caracteriza por una ingesta diurna escasa de alimentos o inapetencia y
un aumento anormal del apetito o polifagia durante la noche (a menudo asociadas
con insomnio y lesión en el hipotálamo).
Este desajuste en la sincronización de la ingesta de
alimentos quizá no tendría mayor importancia a no ser por los efectos no
deseados de dicha conducta, ya que debido a las frecuentes visitas a la cocina
se propicia un estado de insomnio altamente perturbador y que, seguro, va a
influir en un bajo rendimiento al día siguiente, además de unas digestiones
recurrentes que en nada han de beneficiar al funcionamiento correcto del
organismo.
Se diferencia de la bulimia en que no se
producen comportamientos de eliminación de lo comido (vómitos provocados,
laxantes, diuréticos) Además, en la bulimia se suele comer de forma compulsiva
y en este trastorno se recurre a pequeñas y frecuentes ingestas de alimentos.
También se diferencia del trastorno
por “atracón”, a que la persona intenta compensar o calmar la
ansiedad y canalizar la euforia mediante comidas muy copiosas, a cualquier
momento del día.
Tragorexia.
Se trata de un trastorno no muy común caracterizado por un
aumento grave de peso originado por un apetito insaciable y compulsivo. Estas
personas sufren una distorsión de su cuerpo que les lleva a la creencia de que el
aumento de peso les hará parecer más saludables, aunque la realidad y llegados
a un extremo pueden padecer enfermedades cardíacas.
Trastornos alimentarios no especificados.
Se trata de unos trastornos que afectan a personas del sexo femenino que
sufren anorexia, pero que todavía tienen el período y que pueden incluso
presentar un peso adecuado, pero que tanto sus pensamientos como comportamiento
son anoréxicos o una combinación de conductas bulímicas con otro tipo de
trastorno de conducta alimentaria
Trastornos en hombres.
Al igual que las mujeres que padecen trastornos alimenticios, los hombres con ese mismo problema también tienen un sentido distorsionado de su imagen corporal. Para algunos, sus síntomas son similares a los observados en las mujeres. Otros pueden presentar la sintomatología de una dismorfia muscular, un tipo de trastorno que se caracteriza por una gran preocupación en desarrollar los músculos.
A diferencia de las niñas con trastornos alimenticios, que en su mayoría quieren perder peso, algunos niños con dismorfia muscular se ven como más pequeños de lo que realmente son y quieren aumentar de peso o masa muscular. Hombres y niños son más propensos a usar esteroides u otras drogas peligrosas para aumentar la masa muscular.
Aunque los hombres con trastornos alimenticios presentan los mismos signos y síntomas que las mujereas, son menos propensos a ser diagnosticados ya que socialmente se considera un trastorno femenino.
Por tanto, es necesaria pues mucha más investigación para entender mejor las especiales características de estos trastornos en los hombres.
Vigorexia.
Es un trastorno representado por una preocupación obsesiva por el físico
junto con una distorsión del esquema corporal (dismorfofobia). Implica una
adicción a la actividad física para desarrollar la musculatura.
A esta exigencia se suma una dieta poco equilibrada en la
que se consume una cantidad excesiva de proteínas y carbohidratos que pueden
ocasionar alteraciones metabólicas importantes, sobre todo cuando el vigoréxico
ingiere esteroides.
Por supuesto, la obsesión de estas personas por su cuerpo
les lleva a pasar largas horas en el gimnasio o practicando ejercicios
adecuados a conseguir su propósito, lo cual puede resultar en un
considerable aislamiento social.